Ángel Álvarez Gandarilla

Paisajes.

Noche en el Pirineo.

Nocturno.

En el estudio hay vida y alegría. 

Horizontes del Pirineo.

Serie Horizontes.

Serie Horizontes.

En el estudio.

Se ve el estudio.

El Pirineo.

Autorretrato.

El camino del artista.

Arte y marca. Identidad corporativa.

Figuraciones. Arte y comunicación. 

Abstracciones expresionistas.

Flores del Alma.

Paisajes. Hábitats humanos.

 

/EL PROYECTO/

/HABLANDO DE ARTE EN MIS OBRAS/

/BIOGRAFÍA/

/premios, cERTÁMENES, CONCURSOS, Y MÉRITOS/

/EXPOSICIONES, OBRAS, Y TRABAJOS DE DISEÑO/

 

 

/EL PROYECTO/

 

   Mi intención es pintar hasta mil cuadros, que sean un muestrario de belleza y sencillez, metáforas de la vida, con la función de embellecer el lugar en el que les toca estar, con su luz y sus colores, su equilibrio y su armonía, con un significado y valor simbólicos que nos recuerde que la acción de crear no es casual, sino un acto de voluntad, un acto pretendido, determinado, con el que yo pretendo alabar a Dios y al hombre, y acercar el alma humana a la divinidad.

 

IDENTIDADES, NÚMEROS Y FÓRMULAS PICTÓRICAS.

 

¿Cuántos cuadros de planos o franjas de color se pueden pintar? Hay infinidad de posibilidades.

El hecho de que entre el 0 y el 1 haya infinitos números, parece indicar que la existencia de una sola cosa marca una diferencia abismal, semejante a la diferencia que hay entre la nada y el todo.

La realidad está compuesta por una infinidad de seres identitarios. Con identidad numérica, única, original e irrepetible, como cada día, como el paso del tiempo, que nunca volverá a repetirse.

La existencia parece ser algo que echó a andar, tan grande e inabarcable que parece ser infinita. Y esta pertinaz e insistente cualidad de la existencia nos parece querer decir sin descanso, que la realidad, la existencia, la vida, no son casualidad, coincidencia, o cosa del azar, sino resultado de un acto de voluntad determinante.

 

Los cuadros que pinto, son en su conjunto una imagen semejante a la infinitud de la creación y la existencia, una imagen de la vida. Pintar mil cuadros, según el simbolismo de los números, equivale a pintar infinitos cuadros. Todos diferentes y únicos, como los copos de nieve, aun siendo aparentemente iguales.

 

He convertido la realidad  que me rodea en fórmulas pictóricas, con la intención de convertir lo material en espiritual;  con la intención de mostrar el espíritu que hay en la materia, la existencia y la vida.

 

Hegel habla de la necesidad de una identidad de los objetos, al igual que de los sujetos, para que éstos puedan ser  aprehendidos más allá de sus atributos; de su simple apariencia física, accidental, o atribuida. Teniendo por identidad aquello que define al ser, al ente, en sí mismo. 

El filósofo y Premio Nobel de literatura Henri Bergson, decía que el arte es aquello que nos muestra al verdadero ser de las cosas, liberado de su servidumbre funcional. Hablando también de una realidad espiritual, esencial del objeto. Lo mismo se le puede atribuir al sujeto. 

Es lo mismo a lo que aludía Platón en El mito de la caverna. Una realidad de apariencias que sólo son un reflejo de la verdadera realidad, que el filósofo griego asociaba con la idea del objeto o del sujeto. Separando mundo de las apariencias y mundo de las ideas, pero estableciendo una relación directa entre ambos.

 

Todos hablan de lo mismo, de la espiritualidad. De lo espiritual en el arte lo llamó Kandinsky.

Mark Rothko también aludía continuamente al espíritu humano y al drama de la vida en relación a sus obras de arte.

 

Para entender mejor el misterio que encierran tales afirmaciones en la relación espiritu-objeto/espíritu-sujeto, quizás sea mejor invertir el proceso, porque en principio nos puede costar entender y aceptar que los objetos, y la realidad en sí misma, tenga una dimensión espiritual. Pero si pensamos en el objeto antes del propio objeto, es decir, cuando aún no existía, entonces puede que lo veamos más claro.

Primero, el ser humano lo intuye, lo siente, lo presiente, de alguna manera se produce una vibración interior en el ser humano que le lleva a pensar el objeto, meditarlo, parece que lo llamara a la existencia. Lo desea, lo necesita, lo piensa, y lo idea. Luego esa idea va tomando forma en la mente, es trasladada al papel, donde comienza a materializarse, al ordenador, aparece una imagen, se le añaden atributos accidentales, que no son esenciales del objeto, hablamos del color, el tamaño, incluso la forma podría ser otra. Y finalmente, cuando la idea ha ido plasmándose hasta su definitiva apariencia, se produce físicamente y obtenemos el objeto. Aparece un objeto nuevo, que no existía antes, que ha sido, por decirlo de alguna forma, invocado, llamado a este mundo desde el mundo de los sentimientos primero, las ideas, y las formas. Vino de otra realidad inmaterial, la de las sensaciones, las emociones y los sentimientos, y las ideas, donde surgió su esencia vital o existencial, y luego se materializó mediante un proceso creativo. Lo mismo se puede atribuir al sujeto.

De la misma manera podemos deshacer el proceso. Invertirlo.

Picasso, conscientemente o no de ello, más bien de forma intuitiva diría yo, lo trató en el cubismo. Estudió las partes del objeto desde puntos de vista diferentes, creando imágenes del objeto inverosímiles desde un único punto de vista, pero que mostraban una realidad más compleja y más completa del objeto. Aún sin penetrar en el ser del objeto, sólo trabajó sobre su apariencia, pero al hacerlo, la deformó de tal manera que podía llegar a ser irreconocible, abstracta, al separar las formas de los colores, y al romper las formas y el espacio, las abstrajo completamente. Ya no había representación del objeto sino un análisis y una síntesis del mismo. Aunque no llegó a la esencia espiritual de los seres, solo los diseccionó.

 

Volviendo a Bergson, y a su apreciación del arte como aquello que muestra al verdadero ser, liberado de su servidumbre funcional, podríamos entender mejor lo que hizo la mujer de Duchamp cuando liberó al urinario de su funcionalidad, y nos mostró sólo el objeto, adquiriendo un nuevo valor, el de su existencia, sin más.

No sé si esta era su intención, o si era consciente de la importancia de ese acto, pues se ha banalizado hasta el esperpento de la trivialidad, de convertir algo sobresaliente en algo insustancial, mediocre, común y corriente, sin ningún interés; una nadería lúdica y vacua, eso han llegado a ser los objet trouvé y los readymades

Las pinturas de Georg Baselitz, son un buen ejemplo del sentido del arte del que habla Bergson. Al girar sus pinturas y colocarlas al revés, es decir, boca abajo, les quita su función representativa, y nos muestra la pintura en sí misma, el verdadero ser de la pintura. Realmente, lo que hace es convertirlas en pinturas abstractas, pues lo que muestran en esa posición, al perder la coherencia de la lógica representación  iconográfica, son los elementos del lenguaje visual, los colores, los trazos, las manchas, las líneas, etc, como en una pintura abstracta. Es decir, deja en un segundo plano de importancia las apariencias del objeto pintado, y pone el énfasis en los elementos plásticos y visuales de la pintura; adquiriendo el protagonismo de la obra el verdadero ser de la obra plástica; su plasticidad, su estética, su expresividad, etc.

 

Yo pretendo trascender las apariencias del mundo, pintando el eco de la vida y de la existencia de cada ser, utilizando fórmulas pictóricas simbólicas. Pretendo mediante el arte llegar al espíritu de los seres, de la realidad que nos rodea, fundamento de la existencia y de la vida.

 

¿Cómo lo hago? 

Desde el punto de vista técnico y formal, pinto a capas. Unas veces con pinceladas más densas y gestuales, otras con capas translúcidas muy finas que se superponen. Trabajo con una estructura compositiva clásica horizontal y vertical, espiritual y abstracta. Aparentemente estática, pero llena de ritmo en realidad. Arte conceptual y apariencia de obra abstracta. Por otra parte, uno varias ideas en mi obra, como la idea de la espiritualidad del arte partiendo de los seres y el entorno, de la que ya he hablado. También utilizo la idea de infinitud del tiempo expresado en la secuencia de los números correlativos desde el 1 hasta el infinito, en contraste con la limitación del tiempo de la vida humana. (Idea que utilizó el artista polaco Roman Opalka en sus pinturas de números). El paso del tiempo implica la muerte del ser humano, nos viene a decir el artista.

Pero el tiempo no tiene límite, como los números, es infinito e inabarcable. Por lo tanto, se da aquí un contraste de dos realidades polares, lo infinito y lo finito. Yo veo una relación intrínseca entre estas dos realidades contrarias. Pues la infinitud del tiempo equivale a la suma total de las infinitas realidades temporales finitas, pues toda realidad temporal finita transcurre en la realidad infinita del tiempo, con lo que parece haber una relación entre la existencia finita de seres y tiempo y el infinito o absoluto que las abarca a todas. Nos podríamos preguntar, si hay un tiempo infinito y una infinidad de tiempos finitos, fragmentos de tiempo que en suma equivalen al infinito, pues se suceden infinitamente, ¿sucede lo mismo con los seres? ¿Todos los seres finitos, que viven en tiempos finitos, se igualan y se unen en un tiempo infinito y un ser eterno? Dicho de otro modo, si hay un tiempo infinito lleno de una infinidad de existencias finitas, que sin embargo son en suma iguales al tiempo y la existencia infinitas, pues nunca cesa de existir algo. ¿Quiere esto decir que los seres aparentemente finitos pertenecen a una existencia infinita? Es decir, ¿son los seres finitos de un tiempo finito parte de un ser eterno y un tiempo eterno?

Las obras de arte que han llegado a formar parte de la historia, parecen haberse hecho eternas, como la memoria de sus autores. ¿Es este hecho en sí mismo una analogía de la existencia? ¿Y si pasado un tiempo nos sucede a todos como a esas obras de arte, y llegamos a trascender nuestra propia existencia física y temporal, utilitaria o funcional, y nos hacemos eternos?

 

En definitiva, Opalka establecía una relación entre el paso del tiempo, expresado en la infinita correlación de los números, y su personal proceso de envejecimiento hacia la muerte. Se concluye que el paso del tiempo implica la muerte. Se podría decir incluso que todo el tiempo estamos muriendo lentamente, como vamos envejeciendo. Pero, pensándolo más, creo que podríamos establecer la relación contraria, es decir, que el paso del tiempo no implica necesariamente la muerte del ser, sino que puede llevarle a la eternidad. Se podría establecer una relación análoga entre el paso del tiempo, que supone nuestra muerte física, y la creación de obras de arte, de objetos o de sujetos, seres en todo caso, que no van muriendo conforme pasa el tiempo y desaparecen, sino que aumentan y se hacen eternos espiritualmente, porque quedan ahí para siempre, en su necesaria identidad espiritual previa que les confirió su existencia material posterior, como es el caso de las obras de arte y la memoria de sus creadores.

 

Junto a todo lo anterior investigo también el significado cabalístico y trascendente asociado a los números en la Biblia, y lo uno a estas ideas ya comentadas. Establezco así una metáfora artística de la vida, intentando abarcarla en su totalidad física y espiritual, inmanente y trascendente. En función del significado simbólico de los números compongo los distintos cuadros. Utilizo para ello sólo unos pocos números, pues son infinitos, pero con esos pocos números y los colores podría realizar infinitas pinturas. Esta profusa y exuberante abundancia de la existencia me fascina. No sólo tiene una resonancia en la infinitud de los números, sino en muchas otras realidades de la vida y la existencia, como por ejemplo en las huellas dactilares que nos hacen únicos e irrepetibles, al igual que nuestras cadenas de ADN, o el iris de los ojos. O los copos de nieve, todos diferentes. Por no hablar del dibujo de la piel de los animales, como las cebras, los tigres, leopardos, etc, todos únicos e irrepetibles,.. estamos ante una existencia única e irrepetible, absolutamente singular y sobreabundante. Infinita.Y nosotros somos igualmente únicos e irrepetibles. ¿Existe alguna explicación para todo esto? La casualidad, la coincidencia o el azar se repiten, pero la vida no. Tiras los dados unas pocas veces y seguro que vuelven a salir los mismos números, en cambio, por el mundo han pasado decenas de miles de millones de personas, o quizás cientos de miles de millones, a lo largo de la existencia humana, y no se ha repetido ninguna persona, tampoco animal ni nada que tenga que ver con la vida. La vida es absolutamente fascinante. Y la vida es Dios; Dios es la vida.

El hecho de que existan entes determinados, con una identidad única, numérica, irrepetible, original, nos debe hacer sospechar de la más que probable existencia de un ser determinante al que llamamos Dios.

Yo veo que la vida es trascendente, no tiene nada de trivial, vulgar o insustancial. Y, por supuesto, para mí no es casualidad, sino fruto de una voluntad causal y determinante, como la de un artista capaz de pintar infinitos cuadros sin repetirse, si el tiempo no se lo impidiese. Dios es un artista!, que se sirve de los sentimientos, las emociones, la ciencia, la técnica y la tecnología, y el arte, para hacerlo todo. Y todo es la vida! Y la vida es Dios!

 

Se dice que el arte es para el alma, se percibe por los sentidos, se piensa, se reflexiona, y afecta al alma y a la razón, pues es alma racional. En mis trabajos reflexiono sobre la trascendencia de la vida y la existencia, especialmente la existencia natural. La vida y la naturaleza poseen un eco de trascendencia que es innato al ser humano. Desde el comienzo de nuestra existencia en este mundo, el ser humano ha percibido este eco en su interior, que le ha llevado a buscar a Dios.

 

En mi trabajo artístico reflexiono sobre el paso del tiempo, la vida presente en el mundo y la naturaleza, y la responsabilidad del ser humano sobre todo aquello relacionado con la vida, así como la posibilidad de una proyección de trascendencia espiritual, que nos abra a la posibilidad de la existencia del alma, espiritual e inmortal, y de la vida más allá de los cuerpos físicos.

 

Con mi trabajo busco y pretendo una cosa por encima de todas las demás, establecer la aceptación razonable de la probable existencia del alma humana y de Dios, confrontando el alma con el cuerpo y la mente, y estableciendo lo que es propio de cada uno de ellos.

 

HORIZONTES Y NÚMEROS 

 

Los horizontes son una bonita metáfora visual de la vida. Es como vivír entre el cielo y la tierra. Entre lo material y lo espiritual. Es el número 2, número de lo humano y lo divino. 

 

Número 4. Es el número del mundo, de la naturaleza y el medio ambiente. Es el número de la existencia, de las cosas hechas y de las creaciones. De todo lo que ha sido o es hecho.

 

Número 5. Es el número de la responsabilidad humana sobre toda la creación, sobre la naturaleza, el medio ambiente y el mundo en el que habita. Pero también la responsabilidad humana sobre todas sus propias creaciones, como la economía o la bomba atómica. Es el número de la trascendencia del ser humano, de la creación y la existencia espiritual del hombre.

 

Numero 6.  Es el número de la creación física del ser humano. Su existencia corporal o material.

 

Numero 3. Es el número de la divinidad, y su perfección. Del equilibrio perfecto, la armonía perfecta, la proporción perfecta. El amor perfecto. Guarda relación con el 1 y con el 7, los otros dos números relacionados con la plenitud absoluta de la divinidad.

El 1 es el número del todo. De lo absoluto, de lo pleno. De lo lleno e infinito. En oposición al 0, que es la nada, el vacío, la inexistencia, y la ausencia de la vida.

El 7 es el número de la plenitud, de la satisfacción, de lo lleno. Por eso se dice equivocadamente que es número de perfección. No lo es, pero está muy cerca pues expresa la plena satisfacción.

 

La relación del 3, el 1 y el 7, el 2 y el 4, es patente en números cabalísticos.

La suma cabalística del 3 y el 7 da 1. Es decir, la suma de la perfección divina (3) y la satisfacción plena de la divinidad (7) da como resultado el número 1, número de lo absoluto y eterno, del todo, por lo tanto también infinito. O dicho de otro modo, Dios absoluto (1) se caracteriza por su perfección (3) y plenitud absoluta (7). 

La suma cabalistica del 3 y el 1 da 4. El número de la creación. Es decir, la perfección (3) y plenitud del todo absoluto y eterno (1) genera vida, genera creación (4). Esto significa que la creación y la vida proceden de la perfección y plenitud del todo absoluto, que es Dios.

La suma cabalistica del 3, el 7 y el 1(los números de la divinidad) da 2, el número de lo humano y lo divino; de la unión de Dios y el hombre. El número del hijo de Dios, que es al mismo tiempo hijo del hombre. Es el número de la segunda persona de la divinidad, Jesucristo, verdadero Dios, y verdadero hombre. Es decir, esto significa que la plenitud perfecta del todo absoluto o Dios (expresado en los números de su personalidad: 3, 7 y 1); la plenitud perfecta de Dios, por sentirse lleno, perfecta y plenamente satisfecho, se da cuando el hombre se une a Dios, y por lo tanto se convierte en hijo de Dios. Este es el gozo y la alegría plena de Dios.

 

El arte es un medio que nos lleva a la espiritualidad. Y la espiritualidad nos lleva a Dios.

Es la espiritualidad la característica inequívoca de Dios.

 

 

 /HABLANDO DE ARTE EN MIS OBRAS/

 

1)  La forma, el color, la luz, la textura y la densidad matérica, el ritmo, el equilibrio, los contrastes, las armonías... Ahí está todo. Podríamos decir en resumen que todo en las artes plásticas es forma, color, y materia. Un diseño. Sin embargo, eso no es todo. Hay algo mucho más importante que todo lo anterior. La expresividad, la creatividad, son fundamentales para la obra, pero también son esenciales las sensaciones, las emociones y los sentimientos, las experiencias, los pensamientos, las ideas, que movieron al artista a hacer la obra de arte, y al propio espectador a encontrar interés en la obra. 

 

Hay que componer la obra con todo esto, con lo material, lo intelectual y lo espiritual. De otra manera la obra de arte es un cascarón vacío. Y la obra de arte plástica debe estar hecha de materia, pero llena también de mente y de espíritu. De humanidad. Y no hay nada más humano que nuestro deseo de Dios. Aspiramos a la divinidad. Aspiramos a la plenitud perfecta.

 

2)  El arte es un medio de conocimiento, de liberación, de sublimación del ser humano, pero no el último soporte de magnificación. Aún así, el arte es necesario para el desarrollo completo de la persona y de la sociedad. La ciencia y la tecnología no pueden por sí solas llenar todas las necesidades del ser humano, que necesita del arte y de la espiritualidad para alcanzar su plenitud. Sin ellas, es un ser atrofiado o incluso amputado en sí mismo.

 

"El artista desarrolla la búsqueda de la belleza pura y la libertad.

Una búsqueda interior, espiritual, necesariamente abstracta, que se contrasta con la realidad exterior que le toca vivir al artista, su contexto histórico y social".

Texto sin documentar su procedencia.

 

El artista persigue una búsqueda interior de la obra y de sí mismo. Es la obra la vía de liberación del propio artista, la expresión de la búsqueda de esa libertad que ansía, y que también todo el género humano ansía, trascendiendo la realidad que le rodea. 

Parece que el mundo es opresivo, y el artista huye hacia adentro de sí mismo buscando la libertad que le niegan o no encuentra fuera.

 

El artista se convierte en arquetipo del ser humano que busca ansiosamente la libertad que el mundo, la sociedad, las circunstancias vitales, el entorno o en una palabra, la realidad, le han quitado. El artista siente que la libertad le pertenece, que le es connatural a su existencia, y sin embargo no la encuentra, vive oprimido, vive el drama que diría Marc Rothko, y persigue ese anhelo de libertad en la búsqueda intuitiva, pulsátil e impulsiva de la obra estética, la belleza pura que encierra en sí misma y que es la expresión de esa libertad ansiada por el artista, y por la humanidad entera.

 

La liberación está en el interior, en el espíritu. Allí nace y vive la libertad, y desde allí se proyecta al exterior.

 

Los edificios se construyen empezando por los cimientos y la estructura, aquello que menos se ve y se aprecia, y que en cambio es fundamental y crítico para el sostenimiento de la obra. Con la persona sucede lo mismo. Hay que construirla comenzando por la espiritualidad y la sensibilidad. Algo que hoy en día a veces parece un tanto grotesco. Pero sin educación en estos valores el ser humano está en grave riesgo de colapsar, pues no está equilibrado, y se balancea peligrosamente hacia la deshumanización, hacia su destrucción espiritual. Por lo tanto, yo diría que es necesario y urgente la educación y promoción de los valores del arte en nuestra sociedad. El arte es lúdico, entretenido, intelectual, crítico, lúcido y ligero. También es espiritual, sensitivo, emocional. Todo esto y más puede ser el arte.

Me gusta acercar al ser humano a la estética, a la plástica,  a la contemplación y al silencio, acercarle a la contemplación de la  belleza. El más admirado de todos los atributos. Un fin en sí mismo.

 

3) En mi trabajo, parto de la contemplación de todo lo que me rodea. Me dejo llevar por las sensaciones  que me transmite lo que observo, la  vida misma, un paisaje, una planta, un animal, o también objetos y diseños de todo tipo, entonces surgen atracciones que generan impulsos, que activan mi sensibilidad. Voy descubriendo las posibilidades pictóricas de aquello que contemplo. Comienza un proceso sutil, intuitivo al principio, pero que progresivamente va racionalizándose a través de distintos estados, que me acercan a la obra definitiva.

 

Hace muchos años que llevo pintando, y trabajando en proyectos de diseño, y mi proceso creativo está maduro. Sé por dónde voy a ir. Sólo hace falta trabajar en esa nueva intuición, hasta ir concretándola en una nueva obra. A veces las sensaciones no transmiten lo que esperaba y hay que hacer cambios, surgen los arrepentimientos, y se abren nuevos caminos inesperados. El arte siempre te sorprende.

Yo pinto ideas, sensaciones, emociones y sentimientos. Pinto la vida, con un resultado homogéneo, coherente y potente, pero sereno y sencillo.

 

4)  Desde el análisis de las formas de los trabajos de los  últimos tiempos, podría decir que han mudado de la figuración de los primeros años a unas obras abstractas, que también han evolucionado de manera natural. Si al principio podría denominarse como una abstracción de tipo lírica, basada en el estudio de las relaciones del espacio y la luz en el entorno natural, poco a poco ha ido transformándose hacia una abstracción más  geométrica, sobre todo en cuanto a la estructura de la composición y la disposición de las formas  y los planos, aún conservando una pincelada más emocional. También el sentido y significado de las formas ha evolucionado de un naturalismo intuitivo y atmosférico,  a unas superficies geometrizadas más constructivas que atmosféricas. Han cambiado las pinturas marcadas por la apreciación sensible y espiritual de la naturaleza, en las obras de factura más lírica (serie Horizontes), animista si se me permite expresarlo así,  a una pintura con carácter espiritual y racional al mismo tiempo, más constructivo, centrado más en el diseño del objeto estético y plástico. Es decir, una evolución de una espiritualidad más intuitiva a otra más racional, expresada en términos simbólicos y constructivos, si bien, no utilizo signos o iconos con valor simbólico sino más bien la representación del simbolismo trascendental de los números y las formas, y la composición ascendente y horizontal, asociado a ideas y valores de tipo espiritual y abstracto. (Serie Números).

De esta forma la obra va mudando de ser el resultado pictórico abstracto de una observación naturalista del espacio y el entorno, a ser el resultado de una reflexión interior, donde se mezclan los sentimientos y emociones de la experiencia del entorno natural, y sus relaciones de espacio y luz, y las formas y simbolismos determinados.

Los números, el espacio, la luz y el color son utilizados como elementos visuales para componer la obra, sus ritmos, simetrías, proporciones, armonías y contrastes, y líneas de fuerza de la composición ascendente y horizontal con un valor espiritual y abstracto simbólico (que yo le otorgo y me sirve de inspiración y modelo constructivo y creativo), relacionado con la belleza. Ese sublime y deseado atributo. Un fin en sí mismo.  (Y suficiente para quien sólo esté interesado en el objeto artístico, sin valor simbólico, sólo el arte por el arte). 

 

5)  Es la búsqueda de la belleza lo que mueve al espíritu de las artes plásticas, de ahí que históricamente se hayan denominado Bellas Artes. Yo busco esa belleza estética y espiritual también mediante el juego de las formas, especialmente el uso de las proporciones, los ritmos, las luces y sombras expresadas en el color, simetrías, asimetrías, armonías y contrastes. Y mediante todo ello darle al alma lo que pide; esos valores espirituales que provienen de la contemplación de la belleza, que es la esencia del equilibrio, la armonía, la proporción o medida y la paz. Y que otorgan al ser humano la alegría y la libertad espiritual que ansía. La belleza es una bendición para el alma, se alegra y goza en su presencia, por eso es el atributo más admirado y el más deseado. Mis pinturas pretenden ser toda una gama de hermosura y sencillez, belleza contemplativa y silenciosa, que alegren la vida. Apuesto por la alegría y la confianza.

 

 

"Despertar el alma: tal es el objetivo final del arte... su objetivo consiste en revelar al alma todo lo que encierra de esencial, grande, sublime, respetable y verdadero".

                                  Hegel

 

 

6)  Estas pinturas no pretenden contar nada. Se centran en mostrar la belleza, se centran en la estética, en el acto creador y su proceso de creación. (Me gustaría reseñar que la estética es también la rama del pensamiento que reflexiona sobre la parte de la realidad que percibimos por los sentidos, sea considerada bella o no en términos esteticistas socialmente aceptados. Por lo que existe una estética bella, armoniosa, equilibrada, y otra, al contrario, grotesca, obscena, macabra, desequilibrada, deformada, desmedida. Yo opto por la belleza formal y espiritual que transmiten el equilibrio, la armonía del color y las formas). Mis pinturas trascienden a su materialidad en la búsqueda de valores espirituales asociados a la estética y la plástica de la belleza, que nos eleva entre alabanzas a la paz y la contemplación de la divinidad. 

 

 

"Lo que buscamos en el arte  lo mismo que en el pensamiento, es la verdad". 

                                   Hegel

 

   

     Dice la Biblia que Dios es la Verdad y la Vida. Y lo que buscamos en el arte y en el pensamiento según Hegel, es la verdad. Luego, lo que buscamos en el arte es a Dios.

 

      Mis pinturas no tienen una temática aparente, concreta, reivindicativa, ideológica o política. No contienen nada exógeno a la pintura y al arte. Aunque esta postura es en sí misma una declaración de principios. Está lejos de ser una mirada neutra, supone en cambio una posición crítica, de rechazo a cualquier manipulación del arte, ya sea política o ideológica, y un compromiso por la libertad, en el arte y en la sociedad, y por supuesto también del ser humano.

La confrontación y el conflicto no son el camino para construir una sociedad libre y sana, y justa, cohesionada y solidaria. Sólo dividen, separan y enfrentan a colectivos y personas. Me distancio de todo eso. El resultado es una pintura crítica, sincera, y libre.

Las pinturas deben ser libres, sin manipulación. Mis pinturas son lo que son y deben ser, y hablan de lo que es y debe ser.

La pintura, el arte, la sensibilidad, la belleza, la espiritualidad, la vida. Muestran el ser y el hacer. La creación, la construcción, el goce y la diversión limpias, de bien vivir la vida en el amor. Así debería ser también la sociedad y la vida del ser humano, más inocente y limpia, y sincera y respetuosa, pura. Hay que entenderse. Hay que abandonar lo que separa, lo que destruye, la rivalidad y el conflicto. Y trabajar por un entendimiento bien intencionado y sincero, que requiere respeto, ceder, conceder, aceptar, unir, sumar lo positivo y desechar lo negativo. Dejar sólo aquello que aporta, lo que construye, lo que une, lo que crea, sin manipulaciones, y sin imposiciones.

 

7)  La abstracción minimalista de Ángel Álvarez nos lleva a la espiritualidad del arte. Son muchos los artistas que a lo largo de la historia han hablado de la espiritualidad en el arte. Algunos tan famosos como Kandinsky o Rothko. Sin embargo, no sólo en la abstracción han plasmado la espiritualidad los artistas sino en múltiples formas de expresión, como en los íntimos bodegones de Zurbarán, las melancólicas y serenas naturalezas muertas de Morandi, o en la inmensidad de los paisajes de Fiedrich y Constable.

Algunos consideran que la abstracción es el arte de nuestro tiempo, aunque no hay que olvidar que ya en el Paleolítico el hombre se servía de las pinturas abstractas para expresarse. Podríamos decir que la espiritualidad, con carácter mágico o religioso, o simplemente en sí misma, ha estado presente en todas las formas de expresión humana, desde los inicios de su capacidad de expresión.  Es la espiritualidad el más íntimo, profundo y antiguo sentimiento humano.  Está presente en todos los seres, ya sean vivos o inertes, es la espiritualidad la esencia más típica del ser y el existir. Nada escapa a la espiritualidad, todo expresa una espiritualidad concreta. Y la espiritualidad es la seña inequívoca de Dios.

 

   Encontré  unos textos que expresan en su conjunto, de manera que yo no podría hacerlo mejor, el sentimiento y el espíritu que mueven mi trabajo. Me sentí tan identificado en ellos, son tan elocuentes y claros que pensé para qué tratar de decirlo con otras palabras. Mucho mejor sumarse humildemente  a lo que otros ya han adelantado de forma tan acertada. Son estas palabras:

 

 

 "En la tapia hay un rosal trepador blanco. En primavera aparecen múltiples rosas, y me gusta mirarlas. Me maravilla su silencio, su belleza, que dan a todo el que las quiera contemplar.

Cumplen a la perfección el fin para las que fueron hechas: embellecer el lugar donde están, dar gloria y alabanza a Dios.

¡Son tan humildes y tan puras!

Las miro en un silencio contemplativo, privilegiado, lleno de honor y bendición. Con qué facilidad empaño esta pureza y donación para mi alma con preocupaciones, inquietudes que me quitan la paz. Sin embargo, este rosal nunca se agita, nunca cambia el fin para el que fue hecho. En su silencio contemplativo nos regala su belleza, serenidad y paz, que son una bendición para quien las contempla, porque mirar al rosal, es ver a Dios actuando en toda su creación, tan bella."

Matilde

Dominicas de Lerma

                                                                                               

¡Qué sensibilidad espiritual! Yo me sumo a esta espiritualidad estética porque es mi propio sentimiento. Al leerlo, me admiré por dos motivos. El primero, porque estas palabras expresan con claridad y sencillez el sentir de mis pinturas. El segundo, al ver qué cercanas son las sensibilidades espirituales y estéticas de dos personas tan opuestas en cambio en sus creencias religiosas, y que sin embargo hablaban de la misma realidad espiritual, que ambos vivían intensamente. Por un lado, la de Matilde, la monja de clausura ante la contemplación de la creación; por otro, la del ateo y depresivo pintor Mark Rothko, que acabó quitándose la vida violentamente. Sin duda, la actitud de esta monja ante la contemplación de la naturaleza, encarna a la perfección la relación entre el cuadro y el espectador, que Rothko expresó en el siguiente escrito:

 

"Un cuadro toma vida ante la presencia de un espectador sensible, en cuya conciencia se desarrolla y crece."  

 Marc Rothko

 

 

" Y si he de depositar mi confianza en algún sitio, la otorgaría a la psique del observador sensible y libre de las convenciones del entendimiento. No tendría ninguna aprehensión respecto al uso que este observador pudiera hacer de estas pinturas al servicio de las necesidades del espíritu; porque si hay necesidad y espíritu al mismo tiempo, seguro que habrá una auténtica transacción."  

Marc Rothko

 

 

¿Puede haber alguien más libre de las convenciones del entendimiento que una monja de clausura? 

Qué fuerza tan poderosa y misteriosa es la espiritualidad. Y qué difícil es dominarla. O, quizá mejor debería decir qué complejas son las necesidades espirituales del ser humano. Rothko puso su esperanza en encontrar un observador sensible y libre de convenciones, que apreciara el valor espiritual de sus pinturas, en cambio sufría fuertes y continuos desencantos ante la visión materialista e insensible de la sociedad, incapaz de trascender la materia de sus cuadros y alcanzar lo que sin duda tenía valor para él, la espiritualidad escondida en la obra estética y plástica. Rothko veía la vida humana como una tragedia (y sin duda lo es), pero ni siquiera su fina espiritualidad y su agudo sentido estético le permitió escapar a esa tragedia, y se quitó la vida violentamente.

En cambio, Matilde puso toda su confianza en Dios, y vive una espiritualidad serena, gozando en paz de la contemplación de la belleza, que la eleva a la divinidad, mientras espera el reencuentro con su creador. Para Matilde, la espiritualidad es un medio que la lleva a un destino. Rothko, parecía naufragar en su espiritualidad, como un barco perdido y a la deriva. 

 

Para mí, ambos encarnan las dos caras de una sola realidad espiritual. Rothko no supo o no pudo canalizar esa espiritualidad que en cambio expresaba magistralmente. Matilde, sin tener la genialidad artística del pintor, se sirve de su espiritualidad para encontrar la manera de vivir en paz con sus sentimientos y emociones, esa tragedia humana de la que hablaba Rothko. El primero ganó el reconocimiento del mundo por su trabajo, pero perdió la vida dramáticamente. Matilde, es un ser anónimo y desconocido, que al contrario que Rothko parece haber encontrado la paz y el equilibrio espiritual en medio de la tragedia humana que todos vivimos.


/BIOGRAFÍA/

 

  Desde que terminé la carrera de Bellas Artes, y en contra de lo que me decían; que iba directamente al paro, yo he tenido la suerte de trabajar siempre en algo relacionado con las artes. Eso sí, he sido un trabajador del arte, un obrero del arte. Y he trabajado mucho, para otros casi siempre; para empresas y estudios que se llevaban el mérito a cambio de un sueldo fijo y una estabilidad. Lo normal, lo más común; miles de arquitectos trabajan de forma anónima en los estudios de otros; miles de abogados hacen lo mismo en bufetes que no llevan su nombre, incluso muchos escritores y pintores escriben y pintan en los proyectos de otros, y eso no les resta calidad ni méritos ni prestigio, anónimos.

  Mi primer trabajo fue decorar una discoteca de un pueblo costero de la provincia de Cádiz, Puerto Real. En las paredes de aquella discoteca pinté murales decorativos y trampantojos para recrear un castillo medieval. Fue la primera y única incursión en el campo de la pintura mural, porque a partir de ahí comencé a trabajar en el campo del diseño gráfico y publicitario. He realizado todo tipo de trabajos de diseño, campañas publicitarias, trabajos de identidad corporativa, de diseño editorial, y algún diseño industrial. En la empresa sevillana de diseño y comunicación visual  (SGM) Sevilla Global Media, fui director creativo durante tres años. Fue una etapa muy estimulante, de la que guardo un buen recuerdo y un puñado de amigos. Allí trabajé en proyectos muy interesantes, para entidades públicas y privadas, grandes empresas y multinacionales, y gobiernos autonómicos y locales. Por ejemplo, la Junta de Andalucía, la Mancomunidad de municipios del Campo de Gibraltar, la Oficina Olímpica de Sevilla o la Oficina de promoción deportiva, el Museo de la Energía Viva, Proyecto Hombre, Andanatura, El Centro Andaluz de Alto Rendimiento de la Cartuja, CaixaBank, British Petroleum (BP), Abengoa, y un largo etc,

 

  Después de una breve estancia de 12 meses en Londres, volví a Sevilla y comencé a trabajar en El Corte Inglés, un coloso a nivel mundial en su sector, que entonces facturaba más de dieciséis mil millones de euros anuales. Comencé a trabajar en su departamento de diseño, donde se aplicaba la publicidad, el marketing y el merchandising a nivel regional de Andalucía Occidental y Extremadura. Posteriormente, me trasladé a Zaragoza a trabajar en el mismo departamento regional de Aragón, Navarra y la Rioja.  Durante catorce años trabajé para esta empresa en 28 campañas navideñas y otras tantas de rebajas, así como en todas las campañas que se celebran cada año, como Halloween, San Valentín, Ferias de alimentos de Europa, de Aragón, campañas de fiestas regionales, campañas de Juguetes, textiles, tecnológicas, y otro largo etc.

Otra faceta del trabajo era la planificación de muchas tiendas y espacios comerciales ubicados en los centros de la compañía; departamentos de deportes, nuevas tiendas de parafarmacia, Outlets, redistribución de salas de alimentación, stands comerciales de todo tipo, y una vez más otro largo etc, lleno de planos y diseños. De esos catorce años, en los que cultivé un montón de relaciones de amistad, guardo también un buen recuerdo. Y de todos mis trabajos guardo un sentimiento de gratitud hacia las personas con las que trabajé, y también a las empresas que me dieron la oportunidad de trabajar y ganarme la vida.

 

  Pero llegó la hora de cambiar de nuevo. Por algún motivo, siempre he sentido la necesidad de moverme, de buscar nuevos objetivos que hagan la vida interesante, aunque nunca lo he tenido previsto; es como si llegado el momento algo decidiera que hay que cambiar, evolucionar, o seguir creciendo. No lo sé, simplemente sucede. Y doy las gracias por ello también.

 

  Nunca dejé de pintar, y durante cinco años me dediqué a impartir un taller de pintura para adultos en una empresa sin ánimo de lucro ligada a la Iglesia, llamada Escuela de Familias. Lo hacía por las tardes, un día a la semana después de mi trabajo ordinario. Me gustaba el ambiente amigable del grupo, nuestras conversaciones, y estar en contacto con la pintura y con gente amante del arte. Quizá por esto, decidí cambiar de trabajo. Me presenté a oposiciones del cuerpo de profesores de las escuelas de arte de Aragón y metí cabeza como profesor interino. Más tarde, me presenté también a las de profesor de dibujo de educación secundaria, y terminé siendo profesor interino de la escuela de arte, de secundaria y de bachillerato artístico, en lo que es mi ocupación actual, junto a mi producción pictórica. Ahora sólo trabajo en la práctica artística y su enseñanza. Y me encuentro muy a gusto y satisfecho.

 

  En cuanto a la pintura, he estado pintando o dibujando desde que era niño, pero pensaba estudiar arquitectura. En cambio, con dieciocho años, después de estudiar todo el bachillerato de ciencias y el acceso a la universidad para ir a la escuela de arquitectura descubrí para mi sorpresa, ante unos cuadros de Murillo, que lo que yo quería era ser pintor. Y cambié lo de estudiar arquitectura por estudiar Bellas Artes. Y tras superar los exámenes de ingreso a la facultad, comencé mis estudios de arte. Pintar es una parte de mi vida, una parte inseparable de mi persona. 

Pero no podía ganarme la vida pintando, y no tenía recursos para soportar los inicios de una carrera de pintor. Así comencé a trabajar en otras disciplinas artísticas mejor estructuradas profesionalmente, que sí me aportaban una economía sostenible. 

Al principio intenté meter cabeza en el reducido mundo del arte, pero todo era tan lento... Establecí contacto con un par de galerías sevillanas que se interesaron en mi trabajo, a medias, porque aquello no cuajaba en nada productivo y beneficioso para mí. Mucho hablar, alguna invitación para participar en una futura exposición colectiva, quizá una exposición individual, pero de pronto los intereses del galerista cambiaban, y ahora se interesaba por gente que hiciera instalaciones, y los planes se truncaban. Porque hay muchísimos artistas y poquísimas galerías de arte, fruto de una pésima educación artística y cultural de la sociedad en general. Y las galerías,  lógicamente, van buscando el camino que piensan les va a dar el sustento, la supervivencia, porque la realidad es que la mayoría de galerías de arte no sobreviven en el mercado más allá de unos pocos años.

Mientras tanto yo vendía cuadros. Hice unas pocas exposiciones individuales, y alguna colectiva, participé en concursos y certámenes de pintura, teniendo a veces el éxito de ser seleccionado, e incluso ganar algún premio. Pero, la realidad del mundo del arte, y mis necesidades y obligaciones dictaron el camino que yo debía seguir, más que mi caprichosa voluntad artística. De esta manera perdí el interés por darme a conocer, seguir participando en los concursos y certámenes de arte,  y desde muy pronto mi trabajo comenzó a ser íntimo, oculto, muy personal.

 

 

/Premios, certámenes, concursos, y méritos/

 

MÉRITOS ACADÉMICOS.

- Licenciado en Bellas Artes. Especialidad dibujo y pintura. Universidad de Sevilla.

- CAP. Curso de Aptitud Pedagógica. Universidad de Sevilla.

- Diseño Gráfico. (Sin titular). Universidad de Sevilla.

- Máster en medios informáticos asociados al diseño gráfico asistido por ordenador. Ucanka consulting. Sevilla.

- Curso de Historia de la Estampación y el Diseño Gráfico. Universidad de Sevilla.

-  Curso de teoría y filosofía del arte. Universidad de Sevilla.

- Curso de mitología, simbología, iconografía e iconología en las Bellas Artes. Universidad de Sevilla.

- Curso de Marketing en el sector de las Artes. Instituto Superior de las Artes de Madrid. IArt.

- Curso de gestión y dirección de galerías de arte. Nodecenter. Madrid.

 

PREMIOS Y CERTÁMENES.

Los más significativos en los que participé:

- XXIV Certamen Nacional de arte contemporáneo Ciudad de Utrera. Sevilla. Premio adquisición de obra. Edición de catálogo.

- Finalista en el XVII Premio Internacional de Pintura FUNDACIÓN FOCUS-ABENGOA (UE e Iberoamérica). Sevilla. Edición de catálogo.

- LV Certamen Exposición Nacional de Pintura José Arpa. Ciudad de Carmona. Sevilla.

- I Certamen de Pintura Grúas Lozano. Galería Haurie. Mención obra de reserva. Sevilla. Edición de catálogo.

- Exposición de pintura Sociedad San Teodomiro. Ayuntamiento de Carmona. Sevilla.

 

 

/EXPOSICIONES, obras, y trabajos de diseño/

 

   Mis pinturas se han visto y han quedado en lugares como Londres, Madrid, Sevilla, Zaragoza, Huelva, Córdoba, Cádiz y otras localidades.

Salvo algunas excepciones, todas las exposiciones han sido realizadas fuera del circuito comercial del arte. En hoteles. centros culturales, sedes de fundaciones, etc.

Destacaría las realizadas en los siguientes lugares:

- Convento Hospital de los Padres Venerables de Sevilla (sede de la fundación FOCUS-ABENGOA).

- Galería Haurie, Sevilla.

- Casa de la Cultura del Ayuntamiento de la ciudad de Utrera.

- Casa de la Cultura de la ciudad de Carmona.

- Palacio de la Buhaira, Sevilla.

- Casa de las Columnas, Sevilla.

- Hotel The Cedar House. Surrey. Londres.

 

Trabajos de diseño han sido muchos, pero quizá destacaría por su significación personal los siguientes:

- La participación en el dossier informativo de la Candidatura Olímpica de Sevilla 2008.

- Señalética de la villa olímpica, instalaciones y puerto deportivo del Campeonato del Mundo de Vela Olímpica ISAF 2003. Puerto Sherry. El Puerto de Santa María. Cádiz. 

 - Campaña publicitaria de la Copa de Europa de Atletismo 1ª División, y sus adaptaciones a los distintos medios. 

- Logotipo, imagen corporativa, merchandising y packaging del centro comercial de nueva creación Factory Guadacorte, Parque comercial Las Marismas, Los Barrios, Cádiz. 

- Murales informativos y didácticos del Museo de la Energía Viva. Antiguo Pabellón de Hungría de la Exposición Universal de 1992. Isla de la Cartuja. Sevilla. 

- Memoria del año 2000 y X aniversario de la Fundación Proyecto Hombre de Sevilla.